Mis
dudas y mis miedos tienen un sexto sentido, me incitan a coger el móvil y a
escuchar toda la música triste de mi lista de reproducción de Dani Martín. Y
como si nada, aparecen la culpabilidad y lo difícil que es decir adiós, hasta
luego, o incluso aún peor; hasta siempre. Lo fácil que es echar de menos y lo
difícil que es echar de más. Las consecuencias de tener buena memoria para los
buenos momentos. Lo jodidamente arrastrada que soy. Mi santa paciencia. Las
fotos. Las conversaciones. Los mensajes. Nuestros planes de futuro. Alguna que
otra canción que te gustaba, y mis asquerosas ganas de volver a todo eso. El
daño que me ha podido causar tu puto pasotismo no es nada comparado con lo
triste que estoy cuando no te tengo. Es como si no fuera yo, como si no tuviera
ganas de nada, solo ganas de que me quieras un poquito más, o que me quieras
como me querías antes al menos. Antes, cuando no supe valorar ni leer entre
líneas.
¡Vaya, Marta! Espero que todo se solucione pronto o, al menos, que te animes :)
ResponderEliminarGrillo
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