domingo, 9 de octubre de 2011

Soy así. ¿Qué remedio hay? Ninguno. No lo hay. Por suerte o por desgracia, yo no elegí esta vida, yo no elegí cómo y dónde nacer. Pero, sí elegí cómo ser yo misma.
Quizá soy demasiado negativa, quizá demasiado nerviosa o demasiado maniática con mis cosas, pero soy así.
Una chica que ríe con cualquier cosa, a la que le sale esa sonrisa de tonta sin demasiadas complicaciones, la que llora por cualquier gilipollez, la que se preocupa con demasiado poco y la que se alegra también con demasiado poco.
La que tiene días en los que parece que el mismo Sol le sonríe, y otros en los que desearía no haber nacido jamás.
Soy esa chica que contesta muchas veces sin pensar, y me he dado muchos golpes por ello.
A lo largo de mi vida he perdido a gente que quería, pero eso me ha hecho más fuerte.
He aprendido a valorar lo que tengo, a darme cuenta de lo importantes que son algunas personas para mí, y he llegado a un punto en el que sin algunas de ellas no soy nadie.
Me he criado en una familia partida en dos, pero una familia al fin y al cabo.
He necesitado a mucha gente a mi lado las veces que lo he pasado mal, y ahí es cuando he ido aprendiendo quién merece realmente la pena.
He aprendido algo de todas y cada unas de las personas que han pasado por mi vida, aunque sea sólo una pequeña cosa.