Búscame cuando necesites a alguien, cuando te apetezca hacer alguna locura, cuando necesites mis abrazos. Cuando sientas que no tienes a nadie, búscame.
Y es que te acariciaría hasta que te quedaras dormida todas las noches que me quedan. Que me faltan besos que darte, que nunca serán suficientes. Hacerte sentir un poquito mejor cuando la vida te enfade. Querer potegerte cuando realmente soy yo la que se siente protegida contigo.
Quiero atravesarte a mordiscos, marcarte, y hacer que nunca te olvides de mí. Reventarte los planes para que los rehagas conmigo, deshacer mil veces la cama y que después me abraces. Darte lo que nunca he sabido demostrarte.
Te miro y juro que entre persona y persona me acuerdo de tu risa, a carcajadas, de tus canciones. De todas y cada una de las cosas bonitas que me llegaste a decir. Aunque tú no lo sepas miro todas tus fotos antes de dormir, y fantaseo con que algún dia volverás. Pensaba que algún día entre error y error me dejarías entrar, he tenido esa maldita enfermedad de joder todo lo que quiero, desde siempre; y ya no quiero valer la pena, quiero valer las sonrisas que me regalabas.
Ojalá estuviera ahora contigo. Ojalá estuvieras ahora conmigo.
No te estoy pidiendo que vuelvas, solo quiero que sepas que no me acostumbro a la rutina de estar sin ti.
Ignoramos que los secretos terminan por asaltarnos cuando ya ni los recordamos, cuando la desmemoria nos cree a salvo de sus asechanzas;pero entonces, su mordedura nos sorprende y nos paraliza.
sábado, 11 de abril de 2015
sábado, 31 de enero de 2015
Un millón de gotas de agua.
Lluvia, viento, música de fondo. Es duro ver como las cosas
importantes se van desvaneciendo poco a poco hasta desaparecer. Es la impotencia que sientes cuando te
encuentras en un momento que se te escapa de las manos. Cuando no sabes cómo
reaccionar porque no sabes lo que va a pasar, ni si quiera sabes qué deseas que
pase. Es la impotencia del no saber.
Sigues sin saber y el tiempo corre, no podrás seguir mucho tiempo así, no eres de piedra. Sabes que no es bueno para ti, ni para tu cuerpo, ni para tu mente, y te bloqueas. Ves la salida rápida y fácil y das un golpe a esa pared. Después recapacitas, te paras, intentas calmarte y respiras lo más hondo que puedes, una y otra vez, una y otra vez.
Rabia, esa es la palabra, eso es lo que sientes. Rabia al preguntarte por qué no eres capaz de solucionarlo. Pero todos te dicen que todo pasa, que nada es para siempre y que todo el mundo es prescindible. Que ahora, simplemente, estoy un poco más desprotegida.
Sigues sin saber y el tiempo corre, no podrás seguir mucho tiempo así, no eres de piedra. Sabes que no es bueno para ti, ni para tu cuerpo, ni para tu mente, y te bloqueas. Ves la salida rápida y fácil y das un golpe a esa pared. Después recapacitas, te paras, intentas calmarte y respiras lo más hondo que puedes, una y otra vez, una y otra vez.
Rabia, esa es la palabra, eso es lo que sientes. Rabia al preguntarte por qué no eres capaz de solucionarlo. Pero todos te dicen que todo pasa, que nada es para siempre y que todo el mundo es prescindible. Que ahora, simplemente, estoy un poco más desprotegida.
Que, como dice Loreto Sesma: “Es ley de vida. Pero que
alguien me diga cuál es la ley esa, por favor, que a lo mejor es eso lo que me
tiene tan perdida. Porque yo lo que
necesitaba era que me dijeses que no saliste a buscarme, que saliste a
encontrarme; y que al verme tenías que contener las ganas de romperme los
huesos en un abrazo. Joder, necesitaba que me dijeses que me querías, aunque
fuese mentira. Te echo de menos. Y un polvo, y un pulso a sonrisas, siempre que
quieras. Dígale al amor que me rindo, a sus pies.”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)