[...] Cerré la puerta de golpe y me tumbé en la cama, apretando fuertemente su foto entre mis brazos; mientras llorando, una y otra vez le daba vueltas en mi cabeza a la misma cuestión: no estaba segura de si seguía o no enamorada de él; pero lo único que sabía era que no podía sacármelo de la cabeza.#
No hay comentarios:
Publicar un comentario